Coaching, Mentalidad y Preguntas con Propósito
"Si quieres tener el control de tus preguntas de coaching, debes cambiar tu mentalidad"
Cuando estamos en pleno proceso para convertirnos en coaches, se nos insiste constantemente en comprender el efecto de las preguntas poderosas o con propósito. Sin duda, cualquier coach en formación o certificado sabe cuán relevante es esto, ya que las preguntas son la llave que abre los espacios más íntimos de nuestros coachees, donde generalmente yacen las respuestas a sus propios cuestionamientos, así como las opciones para gestionar sus desafíos personales o profesionales.
Durante casi 9 años de práctica, he comprobado que sí: es necesario reconocer la relevancia de las preguntas en el proceso, así como también lo es el manejar con maestría los tipos de preguntas.
Pero, honestamente, siempre me dije que había algo más que reconocimiento y estructura. Me di cuenta varias veces que, por más que se apliquen modelos de preguntas e insistamos en hacerlas funcionar, faltaba una pieza en la ecuación.
Esa pieza era la MENTALIDAD.
¿Qué es Mentalidad?
La mentalidad se refiere al modo de pensar o configuración mental de una persona. Es el conjunto de opiniones y representaciones mentales propio de un individuo o de una colectividad. En términos generales, la mentalidad influye en la personalidad y tiene una poderosa influencia sobre los pensamientos, sentimientos y comportamientos de un individuo.
Con frecuencia, llegamos a nuestras sesiones con nuestra mentalidad "en automático"... es decir, con nuestras opiniones y representaciones mentales, esas que, consciente e inconscientemente, construimos a través de los años de nuestras vidas. ¡Esa mentalidad no está mal! Al cabo de todo, nos trajo hasta acá, a nuestro presente.
El problema yace en que nuestra mentalidad actual tiene el poder de crear sesgos, de manejarse a través de sus prejuicios y de actuar como siempre lo hemos hecho... y posiblemente no sea tan beneficioso para la salud de nuestro proceso de coaching, ni para los resultados que espera nuestro coachee.
De este contexto, deduzco que, para ser un coach que impacte realmente las vidas de otros, no puedo hacerlo (o al menos no del todo) desde mi vieja mentalidad (aunque no haya nada malo en ella). Mi rol actual, como coach, me pide que no solo aplique técnicas valiosas, modelos y estrategias; muy en el fondo, me exige que adopte una nueva mentalidad, una renovada e intencionalmente diseñada y asumida, dirigida específicamente para el éxito de mis coachees... no mi éxito como objetivo.
Esa mentalidad puede significar desprenderse de estilos, de esos "yo soy así" o "siempre he sido así"; requiere limpieza, claridad, ética, enfoque, orientación a resultados, pensamiento crítico, persuasión, sentido de logro, visión de futuro, tenacidad, minuciosidad, flexibilidad y más.
Seguramente, nuestra mentalidad actual - la previa a ser coach -nos hace hacer preguntas desde muchos "lugares", incluso, desde el dolor. Pero, la nueva mentalidad ya no es más acerca de nosotros: es acerca de ellos, nuestros coachees. Preguntamos con una mentalidad distinta, soltando nuestra carga temporalmente para aligerarnos y poder acompañar con enfoque y sentido a nuestros coachees. Si no lo hacemos así, puede que nuestras cargas limiten el avance del coachee... sin darnos cuenta.
Es precisamente esa nueva mentalidad, en combinación con métodos y estructura, la que nos permite realmente hacer las preguntas adecuadas, en el momento exacto y con la precisión y efectividad necesaria.
Al final del día, el coaching no se trata solo de hacer preguntas o aplicar técnicas; se trata de transformación. Al cambiar nuestra mentalidad, no solo nos convertimos en mejores coaches, sino que también abrimos la puerta a un viaje de autodescubrimiento y crecimiento continuo.
Al adoptar una mentalidad diseñada para el éxito de nuestros coachees, nos comprometemos a ser agentes de cambio positivo en sus vidas. Nos liberamos de las limitaciones de nuestro propio pensamiento y nos convertimos en facilitadores de posibilidades ilimitadas.
Así que la próxima vez que te encuentres frente a un coachee, recuerda que tus preguntas no solo pueden abrir puertas, sino que también pueden transformar vidas. Que tu mentalidad sea tu mayor herramienta, y que tu compromiso con el crecimiento y el desarrollo sea tu legado en el mundo del coaching.
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